El 1 de julio de 1965, Maurice Masse, propietario de una granja al sur de Provenza, en Francia tuvo una de las experiencias más impactantes de toda su vida.
Maurice caminaba lentamente hacia el granero cuando escuchó un sonido muy extraño que provenía de su campo de lavanda. Estaba un poco molesto ya que pensó que un helicóptero militar estaba aterrizando de nuevo en su campo y dañando sus arbustos pero lo que vio nunca más lo olvidaría.
En lugar de un helicóptero, Maurice vio un extraño objeto en forma de huevo del tamaño de un automóvil grande. Junto a la nave, el granjero francés notó a dos humanoides pequeños de aproximadamente un 1,2 metros de altura.
Mientras se acercaba a la nave, Maurice Masse observó que las criaturas tenían cabezas grandes y calvas de un color pálido, una barbilla afilada y ojos alargados hasta las sienes. Llevaban conjuntos de una pieza de color azul y verde, Y, lo que es más sorprendente, no parecían haber visto a Maurice.
Al darse cuenta del hombre, una de las criaturas se estremeció y giró bruscamente en dirección a la nave. El segundo humanoide, a un metro de distancia, extendió una mano larga y delgada con un extraño tubo apretado en ella. Apuntándole al granjero, el alienígena retrocedió lentamente. Fue como si una gota de luz explotara frente a los ojos de Maurice, y quedó completamente paralizado. Las criaturas miraron a la víctima durante aproximadamente un minuto, comunicándose entre sí con voces agudas y guturales.
Es de notar que el miedo que Maurice inicialmente sintió al observar a estos seres, se disipó durante la parálisis. Observó cómo las criaturas desaparecían a través de la puerta que se abrió de la nave y luego reaparecieron en la “cabina” translúcida del aparato. Según Maurice, “en el interior, parecían estar parados detrás de un panel de control”. Después de unos momentos, la máquina subió un metro y flotó lentamente hacia la colina, luego aceleró bruscamente y desapareció…