Granger Taylor era un un genio excéntrico de 32 años al momento de su desaparición en 1980. Su mejor amigo, Robert Keller, lo describió como una mente brillante y eran inseparables.
A los 12 años, Granger construyó un automóvil impulsado por un motor de un cilindro que el mismo diseñó. A los 14, podía derribar y reconstruir prácticamente todo tipo de vehículos de motor y hasta camiones, tractores y excavadoras antiguas.
Dominaba todo lo relacionado con la mecánica e ingeniería de la movilidad, como las locomotoras y los aviones. Su curiosidad sobre la mecánica era ilimitada y comenzó a estudiar todo lo relacionado con las naves espaciales, lo que lo llevó a su curiosidad por las formas de vida extraterrestres y la tecnología avanzada que probablemente poseen.
Granger estudió todo lo que pudo sobre los viajes espaciales y qué máquinas lo podrían llevar allí. Eso lo llevó a a construir un plato volador al fondo de su casa. Lo hizo utilizando dos enormes antenas parabólicas de televisión por satélite. Su intención no era hacerlo volar sino utilizarlo como un lugar de reflexión, estaba obsesionado en averiguar cómo funcionaban las naves espaciales alienígenas.
Meses antes de su desaparición, Granger le dijo a sus familiares y amigos que estaba en contacto telepático con seres extraterrestres y que iban a venir por el durante una noche de tormenta para llevarlo a un viaje de 42 meses.
En la noche del del 29 de noviembre de 1980, Granger Taylor, les dejó a sus padres una extraña nota antes de desaparecer para siempre…