Existen muchas ideas sobre las consecuencias espirituales del suicidio. Y una de las preguntas más frecuentes es si es posible que una persona que se haya suicidado pueda reencarnar.
Muchos de los casos de reencarnaciones documentados por el doctor Ian Stevenson sugieren que si, que es posible y que después del suicidio, el intervalo entre vidas es inusualmente corto y que estas personas vuelven a menudo como parte de la vida de un familiar o un amigo cercano.
Como en otros casos de reencarnación, la personalidad y comportamiento se trasladan de una vida a otra. Y esto incluye, características que quizás hayan contribuido al suicidio.
Emilia Lorenz era la hija mayor de una familia con 12 hijos. Nacida el 4 de febrero de 1902 estaba extremadamente descontenta con su vida. Unos años antes de su muerte, les dijo a sus hermanos y hermanas, pero no a sus padres, que si existía la reencarnación, regresaría como un hombre.
También dijo que moriría soltera, y de hecho esto sucedió. Nunca se casó a pesar de tener varias propuestas de matrimonio. Durante su juventud, varias veces intentó suicidarse sin éxito, pero finalmente lo logró al tomar cianuro el 12 de octubre de 1921 a la tierna edad de 19 años.
Meses después de la muerte de Emilia, su madre Ida asistió a unas reuniones con espiritistas en las que, dijo haber recibido mensajes en tres ocasiones de un espíritu que decía ser Emilia y le dijo que aunque lamentaba haberse suicidado, le gustaría reencarnar como un niño. Ida y su esposo dudaron mucho de estos mensajes, particularmente porque Emilia nunca les había dicho que quería reencarnar en el sexo opuesto.
Un par de años más tarde, Ida no esperaba tener más hijos pero tuvo uno más al que llamo Paulo. Paulo Lorenz desde muy pequeño, demostró una personalidad muy similar a la de su hermana fallecida…